Me caí en tus lágrimas, lágrimas negras (enchapopotadas)...
Y creí en ti.
Creí que la contradicción de tu esencia
entrañaba la magia de tu sangre;
la sangre que delata tu abolengo
tan oscuro como el mal.
Me caí en tus lágrimas negras
que alimentan mares de codicia.
Me caí en tu tierra abundante de promesas
y te llamé patria.
Me caí en tus lágrimas negras, densas,
que ofrecen un tesoro, aunque sea de plástico
que nunca se degrada.
Me caí en tus lágrimas enchapopotadas,
navajas sin filo
que, sin embargo, hieren y desangran.
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