Hoja de Ruta par Un Diario de Viaje [Mental] Nada Personal
 

Obra Literaria

Imaginación, conocimiento e intuición

Obra Publicada

Antes que escritora, obviamente fui lectora incansable de la literatura universal. El recuerdo más antiguo de un libro en mi vida presente es una edición ilustrada de Mujercitas de Louisa May Alcott, que cargaba de un lado para otro cuando tendría entre dos y tres años de edad, ansiando aprender a leer para conocer en detalle la vida de las señoritas decimonónicas enfundadas en sus largos vestidos con crinolinas y las cabezas cubiertas con unos sombreros ridículos, como de bebé, que aparecían en el libro. Yo intuía la trama, la imaginaba y la reinventaba sin decidirme a querer ser como la bonita Meg o Amy, la de rubios rizos...

La anécdota de mi primer libro — ¡que mi mamá me compró cuando apenas iba yo a nacer! — acaba en la antepenúltima página, pues de tanto ir y venir, el volumen perdió las últimas hojas y cuando supe leer no tuve el final de la novela. Recientemente compré una edición del libro en inglés, pero antes de llegar de nuevo a Mujercitas, tengo la intención de acabar con la versión original de las obras completas de Shakespeare y El Señor de los Anillos de Tolkien, insha'Allah.

Mis primeras lecturas formales, más allá de los libros de lecturas de la Secretaría de Educación Pública, fueron una edición para niños de Don Quijote de la Mancha (regalo de los Reyes Magos) y la vida de Cristóbal Colón narrada en forma de historieta. A partir de entonces me asumí como lectora compulsiva. Sólo discrimino aquello que está mal escrito, incoherente, con faltas de ortografía o errores sintácticos; pero incluso de la pseudo-literatura (o best sellers) he obtenido algunas enseñanzas.

Jugando a Escribir

Desde niña comencé a escribir historias. Algunas se han perdido y tal vez otras pueda rescatarlas en algún momento como reliquias de mi imaginación infantil. Recuerdo que una amiga de la secundaria me dijo que mis textos eran cursis como las novelas de Corín Tellado y me esforcé, entonces, por imitar a Hermann Hesse, Edgar Allan Poe y Gabriel García Márquez, seguramente sin éxito.

Periodismo Literario

Soy coautora del Cuaderno de Complementación Académica sobre Agencias Informativas, editado por el Centro de Estudios de la Comunicación de la UNAM y de un libro especial conmemorativo, titulado La Historia de El Universal (1916-1991), editado por ese periódico mexicano, a principios de los años noventas.

Cabe mencionar igualmente que desde que aún estudiaba en la UNAM me he dedicado al raro oficio de ghostwriter — o redactora a la sombra—, lo mismo de tesis universitarias, que de textos periodísticos y discursos (en español y en inglés) para celebridades de diversos ámbitos: de los medios de comunicación, el sector empresarial, la cultura, la política, etc.

Tuve la oportunidad de jugar con un pie dentro de los géneros periodísticos y otro en los literarios al principio de mi carrera profesional, en los años noventas, y algunos textos se publicaron en suplementos culturales de periódicos y revistas, que espero reunir en un libro, próximamente.

Durante algunos años intenté publicar mi obra literaria en el circuito de las grandes editoriales, pero desistí cuando un editor dijo que mis ideas no son comerciales y visualicé la entrega de mi creación a los criterios comerciales como una forma refinada de prostitución de la conciencia.  Opté entonces por crear TribuDelectus® Sello Editorial, un concepto que se adelantó a su tiempo en materia de publicaciones (impresas y virtuales); pero no detonó. Bajo este concepto publiqué en 2000 mi primera novela de ficción, Storyboard para una canción, que circuló apenas entre mis amigos y que finalmente ganó en 2019 su ISBN para circular, gracias a Absintha Publishing Co. y Amazon.

Me fui por la libre desde hace un rato, y actualmente estoy embarcada en varios proyectos de experimentación literaria y artística online. Opté por mi diversión antes que por buscar la aceptación, reconocimiento o admiración de los demás. La Internet me ha dado la posibilidad de construir mi propio laberinto de creación literaria y trataré siempre de que éste sea el camino de ladrillos amarillos... o más bien rosas..., que lleve a quienes lo deseen a mi muy personal reino mágico de Oz.

Me gusta contar historias que ocurrieron en el mundo real; pero he descubierto con frecuencia que la gente cree que sólo lo que mira en la televisión es verdad; así que mis relatos, entonces, no tienen coartada para no brincar libremente de la ficción a la realidad y viceversa, sin que nadie sepa bien a bien dónde empieza el trabajo de la escritora fantástica o dónde acaba la labor de la reportera, de la periodista, en los relatos de ficción (por supuesto).

Last but not least, según dicen en el mundo anglosajón, todo este rollo mareador tiene como finalidad advertir a quien pase por aquí de lo que puede esperar encontrarse en este sitio, si decide regresar una y otra vez, para acercarse a mi obra escrita con dedicatoria especial para los aficionados al ensayo periodístico, la crónica y la literatura fantástica.

Texto escrito originalmente en Enero 2011

Última actualización de esta página: Mayo 2, 2020

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